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Palestino consiguió un histórico empate frente a River Plate en Argentina

Palestino viajó a Buenos Aires para enfrentar a una bestia. River Plate, último campeón de Copa Libertadores y mejor equipo del mundo según el Club World Ranking, lo esperaba. Con planteles que mezclan barrio y talento, más un técnico con sangre copera, los millonarios han dominado con mazo de hierro el fútbol sudamericano en el último lustro. Frente a un rival de ese tonelaje, los de Ivo Basay dieron cara. En un estadio vacío por el castigo de la final, rescataron un histórico empate a cero por el torneo más importante del continente.

Tras un buen inicio del elenco árabe, la Banda Sangre lo fue orillando. Juan Fernando Quinteros se movía en la mitad de la cancha como un ministro del tiempo. Todo se detiene cuando el colombiano agarra la pelota. A los 12’ hizo volar al “Nacho” González con un tiro libre que iba pegado al poste derecho.

Los tetracolores, conscientes de los riesgos, se defendían sin fisuras y no renunciaban a atacar. Lucas Passerini, un camión, aguantaba de espaldas todo lo que le llegaba y Luis Jiménez aguijoneaba a los volantes centrales de River con su movilidad. A los 22’, el “Mago” sacó un disparo cruzado al que Franco Armani le alcanzó a poner la mano para desviar al córner.

Parecía que el dueño de casa inclinaba la balanza en el último cuarto de hora de la primera mitad. No por juego, sino que por arrestos individuales. Ignacio Fernández, luego de una gran jugada entre Quinteros y Rafael Santos Borré, falló dentro del área con mucho arco a disposición a los 32’. Siete minutos después, Lucas Pratto pifió increíblemente.

El guión no se alteró a la vuelta de camarines. El Millonario mandaba y se encomendaba a la fineza de Quintero para perforar el bloque amurallado de los baisanos. Sin embargo, la escuadra de La Cisterna tenía dos rocas en el fondo: Alejandro González y Luis Mago. Los centrales se mostraban infranqueables por aire y por tierra, atentos en la cobertura y a la hora de evitar los giros. Salvo un tibio remate de Santos Borré, la visita no pasó sustos en los primeros minutos y respondió con una contra fulminante. Brayan Véjar recibió solo en el área, pero perdió el duelo de espadas con el golero de la selección argentina en el 56′.

Los chilenos se movían con aplomo en unas de las catedrales del continente. Apenas sufrían. Sin embargo, el campeón reinante sacó a relucir sus galones y dio un pase al frente. Marcelo Gallardo leyó bien el encuentro y sacó a Leonarzo Ponzio para poner a Ignacio Scocco. Con tres en el fondo, los bonaerenses salían con más soltura del fondo y lanzaban a sus laterales. González estuvo enorme para sacarle dos remates a Fernández y la suerte lo salvó cuando Martínez Quarta cazó un rebote a la salida de un córner. Pero el Tino-Tino no se rendía. Jiménez casi clava un gol olímpico en el 78’.

Presionado por el correr del reloj, el cuadro Gallina intensificó su asedio, buscando más verticalidad en los últimos metros. El elenco de colonia apretó a sus líneas, quedaba poco para extraer oro de la capital argentina. Y resistió sin pasar grandes zozobras.

En nueve partidos frente a River Plate como visita, solo dos equipos chilenos habían logrado un empate. El resto eran puras derrotas. Palestino dio un golpe de autoridad y dejó atrás la amarga derrota frente a Internacional de Porto Alegre. Es tercero en su grupo y ahora van por Alianza de Lima. Los árabes, una vez más, demostraron que tienen los colmillos afilados.

Foto: Aton Chile

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