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Universidad de Chile consiguió un amargo empate frente a Cobresal

Tras la dolorosa e inesperada eliminación ante Melgar por la Copa Libertadores, Universidad de Chile debutaba en el campeonato nacional frente a Cobresal. El cuestionado Frank Kudelka sabía que solo le servía ganar. Sin embargo, sus dirigidos fueron devorados por las mismas sobras que los persiguieron contra los peruanos y solo consiguieron un empate a uno en el Estadio Nacional.

Los azules golpearon de entrada. Tras un centro de Augusto Barrios desde la derecha, Leandro Benegas se elevó entre los dos centrales y puso el primero con un furibundo cabezazo a los 27 segundos. El rápido gol le inyectó confianza a la U. Un remate cruzado de Rodrigo Echeverría y una escapada de Pablo Parra por la izquierda pudieron estirar la ventaja.

Con el correr del reloj, el inicio esperanzador del cuadro laico se fue desvaneciendo en la tarde santiaguina. Le costaba sostener la pelota. Jimmy Martínez naufragaba en la mitad de cancha y las tres puntas de lanza siempre recibían de espaldas. Solo Parra generaba peligro con sus rupturas por la orilla. Los nortinos, impulsados por la grisácea imagen que mostraban los universitarios, se empezaron a animar.

A la vuelta de camarines, Fabián Saavedra sembró el pánico en las graderías del reducto nuñoíño. El atacante minero recibió de espaldas y sacó un sorpresivo remate que se fue apenas sobre el travesaño. La escuadra capitalina seguía con las luces apagadas. Sin ritmo ni imaginación para perforar la zaga rival.

Gustavo Huerta movió el banco y con los cambios sus dirigidos quedaron mejor parados. Tras una contra conducida magistralmente por Israel Poblete, Felipe Reynero sacó un potente remate cruzado a los 69’. Una monumental atajada de Johnny Herrera evitó el tanto de los de El Salvador. Fue un aviso de lo que vendría un minuto después.

El recién ingresado Lino Maldonado trepó por la izquierda, encaró y sacó un centro con precisión matemática al área local. Allí Reynero conectó con una preciosa volea y decretó el empate.

A los albinaranjas se les despertó el apetito. Embotellaron a los estudiantiles. Las pifias arreciaron con fuerza. La U solo pudo reaccionar apelando al orgullo. Iba a los empellones hacia el arco de Sebastián López, pero no hubo arrebato individual al que encomendarse ni tampoco milagro sobre la hora. Kudelka está al borde de desbarrancar.

Auspicios

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