“Me tocó llegar en una etapa durísima. Faltaban seis fechas y el equipo estaba por bajar a Segunda. Dimos un remezón fuerte, impregnando no solamente a los jugadores, sino que a los dirigentes también. Teníamos que ir todos para el mismo lado y gracias a Dios se dio. Logramos salvar al equipo”, dijo el entrenador.
Este año la situación fue distinta. El equipo minero estuvo todo el año peleando en la parte alta del campeonato y desplegando uno de los mejores juegos de la B. “Fundamentalmente, había buenos jugadores. Bien organizados colectivamente. Nos dio frutos durante casi todo el año. Tuvimos una muy buena primera rueda y un mal inicio en la segunda. Una buena Copa Chile también, fuimos eliminados en cuartos de final por el campeón, Palestino. Retomamos en el momento justo. Hubo un alza importante de los jugadores y eso redundó en lo colectivo, que nos permitió terminar bien las 30 fechas y llegar con todo a enfrentar la liguilla”, expresó el ex Universidad de Chile.
Parecía que a Cobresal se le acaba el aire en la fase final del torneo. Con lesiones y cansancio, tuvo que plantarle cara a rivales bravos. Pero resistió, para sacarle lustre a esa frase que tanto gusta en el campamento minero: Insoportablemente vivos. “La liguilla fue tan dura como el campeonato. Dejamos atrás a equipos que tuvieron un gran rendimiento, como el caso de Santiago Morning, Wanderers y ahora Cobreloa, que nos estaba esperando después de un período de descanso. La respuesta de los jugadores fue extraordinaria, muchos creían que íbamos a llegar muertos a esta fase y siento que más allá de los futbolístico, la actitud y el convencimiento de los jugadores sobrepasó cualquier cansancio, cualquier situación negativa que se presentó”, afirmó Huerta.
El técnico, que venía de dirigir a Deportes Santa Cruz en 2016, apeló a la épica que conoció en su etapa como jugador. «Llegué con Manuel Rodrigo Araneda, que fue importantísimo en los inicios de Cobresal. Me tocó una etapa maravillosa. La mayoría de los artífices de la fundación de Cobresal estaban en el club, nos impregnaron de esa fuerza que los llevó a fundarlo y eso quedó adentro, enraizado. Ese sentido de pertenencia es el que he tratado de impregnar a los jugadores cada vez que he estado como técnico, que sientan a quién representan», comentó.
«El Salvador es bien especial, cada vez hay menos gente, pero el esfuerzo del trabajador no podemos dejar de representarlo en cada partido. Los jugadores han logrado convencerse de eso y llegar a este final espectacular”, añadió.
Aunque Los Legionarios están lejos de todo, su estratego asegura que no les falta nada para trabajar. «Es un club sumamente ordenado, tenemos de todo. En infraestructura no tenemos nada que envidiarle a nadie. Estamos lejos del ruido futbolístico. Pero la directiva nos da todas las comodidades. Viajar en avión, los mejores hoteles. Si en algún momento necesitábamos al psicólogo Rodrigo Cauas para que nos ayudara en momentos decisivos, ahí estaba. En ese sentido, Cobresal para mí es un lujo. Este club tiene méritos para estar en la división de honor del fútbol chileno”, declaró.
FOTO: ATON Chile